Despedimos los años con aromas frescos y recuerdos vagos.
Un beso en la frente y les damos la espalda.
Despedimos los años con colores neutros y pañuelos blancos.
Una caricia en el hombro y mis nostalgias.
viernes, diciembre 31, 2010
miércoles, diciembre 29, 2010
Fractus
Mi historia dura lo que los fractales de los "Poemas de Invierno" leídos sobre la línea costera de mi sangre.
Se contrae en los días de frio, cuando llueven hojas de oro y revuelven el cabello. Dura lo que el instante en el que lo pensamos juntos sentados sobre nuestras manos y reimos incontrolablemente.
Mis lapsos se entretejen en los tuneles olvidados del tiempo, cuando cuatro palabras STOP.
PLAY > controlan el orden RWD <<
cuatro palabras controlan FWD >>
de mis pensamientos.
Mi historia se desdobla en infinitas reproducciones de tu rostro que bosquejan sutilmente mis labios abiertos que te llaman.
Llaman y dicen tu nombre, ese que cambia constantemente.
Mi historia dura lo que aquel día en que tu y yo, quebrados, emprendimos un viaje fractal sobre la línea costera de mi sangre.
Siempre eres tú en todos.
Siempre eres tú, semigeométrico.
Se contrae en los días de frio, cuando llueven hojas de oro y revuelven el cabello. Dura lo que el instante en el que lo pensamos juntos sentados sobre nuestras manos y reimos incontrolablemente.
Mis lapsos se entretejen en los tuneles olvidados del tiempo, cuando cuatro palabras STOP.
PLAY > controlan el orden RWD <<
cuatro palabras controlan FWD >>
de mis pensamientos.
Mi historia se desdobla en infinitas reproducciones de tu rostro que bosquejan sutilmente mis labios abiertos que te llaman.
Llaman y dicen tu nombre, ese que cambia constantemente.
Mi historia dura lo que aquel día en que tu y yo, quebrados, emprendimos un viaje fractal sobre la línea costera de mi sangre.
Siempre eres tú en todos.
Siempre eres tú, semigeométrico.
martes, diciembre 07, 2010
Sexual Thoughts
Cada noche sin dormir escribo tres líneas perversas y calientes. Una porque me tocas tristemente, otra porque me besas sin ninguna prisa y la ultima porque me incita tanto encierro.
Cada vez que no cierro los ojos pienso en ti, mientras me toco sutilmente bajo la ropa húmeda y ardiente.
Sí; cada noche sin dormir te escribo cosas sucias y excitantes, así, desnuda y jadeante.
Cada vez que no cierro los ojos pienso en ti, mientras me toco sutilmente bajo la ropa húmeda y ardiente.
Sí; cada noche sin dormir te escribo cosas sucias y excitantes, así, desnuda y jadeante.
viernes, diciembre 03, 2010
Bajo los Limones
Un dedo sobre la boca, la boca de agua que derrite mis palabras.
Es un dedo manchado de sol que mancha mis labios, mis labios sedientos y frescos, es un dedo que lleva el perfume cítrico en osmosis con mi piel, que se funde sobre ella y me atraviesa, que quiere llegar a mis dientes blancos, a mi lengua seca. Sabe a ti, a lo que sabes ya muerta.
Probé con la punta de mi lengua tu carne tiesa y extinta, mientras mis deseos corruptos se escondían sobre mi oreja, me decían que consumido y putrefacto era el mundo, todo el mundo. Que no existe ya nada después de la tierra blanda, el agua quieta y tu, tu fría. Que carcomido y rancio son las cuencas vacías de cada hombre, que nadie ve, nadie oye, nadie dice.
Eran mis inmundas pretensiones las que reían sobre mi hombro, como si llorasen, como si gritasen hacia dentro sus vergüenzas- Están locas todas, todas mis perversiones- y me babean el brazo con sus llantos roncos. Me lloran que te has ido sumergida en desencantos, ahogada y blanda, con las cuencas vacías y las entrañas rojas. Escucho el morir de sus alientos, el tintineo de sus lenguas, claras y provocadoras, angustiosamente subterráneas.
Te vi morir en mis manos, las manos que hoy se manchan de sol y de agrios, detener tus movimientos y quedarte en la pausa eterna de mi llanto. Te vi lentamente morir en mis gritos maniacos y restregarme en la cara que eres muy libre, muy libre y terca. Te vi huir al fin de mi, como cuando eras inquieta y loca y niña. Escondida en el último rincón de mis finales te aseguras que no llegue nunca hasta tus pasos, que no te siga.
Me rindo ante el olor verdoso que me impregnas y en la palma de mi mano tibia te resguardo. Camino tristemente a la partida ineludible, al final resistido, a la irrevocable vacuidad.
Que cada gota de limón sea una burbuja en tu boca y que las raíces inquietas te traigan los días de lluvia fría. Que sobrevivas entre la tierra mojada de mis pies y divagues con las hojas amarillas de tu cabeza. Que me descubras los azules escondidos de mis vastos temores y renazcas en las próximas aguas de mis cuencas ocupadas. Que calles furiosamente a los necios apetitos de mi carne y huelas mi aliento en la negrura de tus horas.
Muerta y fría, cadáver de mis últimos deseos tristes e inmaduros, despojo de mis presunciones; sos el esqueleto podrido de tiempos pasados aferrados a mi historia presente, sos los restos de mis necios recuerdos subversivos. Muerta y fría me impregnas de tu zumo de limón.
Se limones, limones que manchen de sol mis dedos temblorosos, que manchen de tierra mis pies rotos. Se limones y cúralo todo. Lleva hasta mi boca el sabor de tu trágica muerte, a mis labios el atempo de tus pasos, a mi lengua tu espíritu necio y lleva hasta el fondo de mis mas rojas entrañas el sonido de tu cara, para que de ahí salga enfurecido un grito atrabancado, un calor desesperado que desgarre mi pecho y hunda mis ojos cargados de agua hasta la tierra negra de tu tregua.
Para Coquieta: una respiración entrecortada que enterrada en la garganta logró escapar de mi boca. Un deseo caprichoso grabado en mi memoria. Un tiempo pasado.
martes, noviembre 16, 2010
Mi Pared Azul
En la pared azul vi las sombras fundirse nuevamente. Se acercan, se alejan, se desvanecen. Vi dos manos tornar en un marino el azulado, unirse brevemente y definirse. Arañan mi muralla de cielo, meten los dedos, cierran los huecos. Sobra decir que se esconden de mí; tiernamente y con los ojos abiertos huyen de mi vista, a donde hace frío, los días irónicamente son más cálidos ahí. Dicen que la mirada crítica de mis avellanas las intimida, que son más felices bailando lejos donde yo puedo hacer como que ignoro su existencia.
Quisiera que así fueran nuestros juegos de luces, que las sombras no me recordarán al tiempo, ni al olor de las mañanas. Quisiera que las manos cerúleas se entretejieran en otra parte y no aquí, detrás de mi cabeza.
Son tantos los retozos de las nubes transitorias que me enredan las ideas con sus dedos negros insertados en mi nuca. Transforman las imágenes de garzos vestigios en pulsaciones locas e invisibles. Hacen creer a mis labios que sí existieron conmigo, que sí me tocaron.
Nunca fuimos más que sombras pero siguen mis manos oscureciendo el mar ficticio. Crean líneas y bordes sobre el lienzo abrupto de mi cabecera y me susurran que la culpa es sólo mía. ¡Corre al lado contrario, huye, abandona! Me derrito sobre añiles vagos y ausentes. Me escabullo en los índigos sonrientes y falsos y me encuentro otra vez.
En la pared azul descubrí mis avellanas fijamente prendadas a las sombras de dos manos que lentamente se extienden sobre mi hasta olvidarse una a la otra y cantarme dos que tres cosas:
Hay quienes nunca serán pasado, aún en la ausencia de sus noches.
Quisiera que así fueran nuestros juegos de luces, que las sombras no me recordarán al tiempo, ni al olor de las mañanas. Quisiera que las manos cerúleas se entretejieran en otra parte y no aquí, detrás de mi cabeza.
Son tantos los retozos de las nubes transitorias que me enredan las ideas con sus dedos negros insertados en mi nuca. Transforman las imágenes de garzos vestigios en pulsaciones locas e invisibles. Hacen creer a mis labios que sí existieron conmigo, que sí me tocaron.
Nunca fuimos más que sombras pero siguen mis manos oscureciendo el mar ficticio. Crean líneas y bordes sobre el lienzo abrupto de mi cabecera y me susurran que la culpa es sólo mía. ¡Corre al lado contrario, huye, abandona! Me derrito sobre añiles vagos y ausentes. Me escabullo en los índigos sonrientes y falsos y me encuentro otra vez.
En la pared azul descubrí mis avellanas fijamente prendadas a las sombras de dos manos que lentamente se extienden sobre mi hasta olvidarse una a la otra y cantarme dos que tres cosas:
Hay quienes nunca serán pasado, aún en la ausencia de sus noches.
jueves, octubre 07, 2010
Octubre 7, Octubre de limón.
Noche vacía, vacía de sueños, noche triste, noche negra. Noche de vientos encontrados a la mitad del mundo, donde se vuelven los ojos de nuestros fantasmas y nos miran de frente. Retan al alba que colorea mis parpados fijos y retan las formas, retan tu voz.
Quiero dormir sobre mis negras figuras, contra el axioma, contra la línea pesada del tiempo, volver a ti. Sufrir las cucharadas de un helado de limón, sufrir los pasos, sufrir una canción. Quiero en reversa sufrir.
Es noche de todos, de muerte, de vida, de nadie. Inherente semilla de mi vientre, innegable compañía mentolada. Lagrimas ardientes cinceladas en el frío silencio de nuestras memorias. Irrumpen las imágenes grisáceas de solitarias esquinas, horribles azules, paredes neutras.
Hoy no será nunca, hoy no seré yo. Hoy me visto con tu sangre, tus llantos, tu vista. Me mojo en tus temores, tus fines, tu voz. Hoy no será nunca, hoy no seré yo.
Quiero dormir- le dije a la mañana.
Y parte de mi sigue durmiendo,
Durmiendo contigo.
…contigo donde existes.
Quiero dormir sobre mis negras figuras, contra el axioma, contra la línea pesada del tiempo, volver a ti. Sufrir las cucharadas de un helado de limón, sufrir los pasos, sufrir una canción. Quiero en reversa sufrir.
Es noche de todos, de muerte, de vida, de nadie. Inherente semilla de mi vientre, innegable compañía mentolada. Lagrimas ardientes cinceladas en el frío silencio de nuestras memorias. Irrumpen las imágenes grisáceas de solitarias esquinas, horribles azules, paredes neutras.
Hoy no será nunca, hoy no seré yo. Hoy me visto con tu sangre, tus llantos, tu vista. Me mojo en tus temores, tus fines, tu voz. Hoy no será nunca, hoy no seré yo.
Quiero dormir- le dije a la mañana.
Y parte de mi sigue durmiendo,
Durmiendo contigo.
…contigo donde existes.
miércoles, septiembre 15, 2010
Tierra Herida- (200 años)
El rojo de tus calles se asemeja al escarlata que corre aprisionadamente por tus venas, es este color el que parece penetrarte cada poro y cada aliento; y es el ambiente, el silencio inconmovible, las risas a lo lejos de tu oído, ese olor a noche violenta, desgastada e ignorada la que quedamente llega a tu boca en forma de suspiro, confinado a tu garganta, destinado a tus sosiegos. Pero dime, ¿Cuántas veces has dejado en auxilios del destino y los confines, tus placeres, tus vicios, tus deseos de libertad?
Me es impensable; que tu espíritu rebelde y obstinado le permita a una noche como esta pasar de largo, sin voltear siquiera a verte, a sacudirte, a estremecerte con premura los sentidos y los tactos.
Y como bien se conoce de ti, no has dejado ni al suspiro ni a tu boca un descanso en tus quietudes, al contrario, has tomado de los hombres sus ultimas febriles inclemencias, para volverlas tuyas, tan tuyas como puedas o como puedan tus pulmones en el vehemente acto de aprehensión.
Me haces esclavo de una escena, en la que te adentras furiosamente en los acopios de tu alma, para de ahí, desgarrar sin clemencia lo último de tus pasiones, las olvidadas, las innombrables, las guardadas y empolvadas; y no conformándote con ello, has apresado aquellas que siguen prendidas a tus labios, aquellas que conmovieron tus entrañas hace un par de lunas, aquellas que siguen sangrando sobre tus manos.
Es ahí, en la masacre de tus palpitaciones donde has retado a cada una de las horas, quienes mudas e impávidas se atrevieron a envolverte en su falsa rutina.
Pero no, te era imposible una noche como esa, y ahora la violencia de tus lagrimas se te ha vuelto incontrolable, se desbordan, se suicidan, se dejan al abismo. Lagrimas, como las deberían de ser todas; furiosas, rebosantes, imparables, que caen sin prejuicios sobre tu boca, tus manos, tu pecho, tu pelo.
Lloras, desatando tus clamores y opresiones, te desbordas de pasión. Son tus manos aferradas a la sabana, tu cuello estirado, tu boca abierta y tu garganta muda, son tus ojos acuosos, tus gemidos silenciosos, el arco de tu espalda.
Los ardores que emergen, las pasiones y el dolor, el llanto frenético de tu alma, que no encuentra manera más digna que esta, la de llorar, llorar alto y profuso, de manera que te moje, te queme, te contenga.
Por que te ha sido necesario el desbordarte, sin tapujos ni limitaciones, desbordar el calor de tu sangre, el ahogo de tus besos, la locura de un pueblo sufriente.
Siente, tierra fértil, los clamores de tus hombres, que cayendo de rodillas besan tu boca.
Siguen aquí, amándote, creyéndote, doliéndote.
Me es impensable; que tu espíritu rebelde y obstinado le permita a una noche como esta pasar de largo, sin voltear siquiera a verte, a sacudirte, a estremecerte con premura los sentidos y los tactos.
Y como bien se conoce de ti, no has dejado ni al suspiro ni a tu boca un descanso en tus quietudes, al contrario, has tomado de los hombres sus ultimas febriles inclemencias, para volverlas tuyas, tan tuyas como puedas o como puedan tus pulmones en el vehemente acto de aprehensión.
Me haces esclavo de una escena, en la que te adentras furiosamente en los acopios de tu alma, para de ahí, desgarrar sin clemencia lo último de tus pasiones, las olvidadas, las innombrables, las guardadas y empolvadas; y no conformándote con ello, has apresado aquellas que siguen prendidas a tus labios, aquellas que conmovieron tus entrañas hace un par de lunas, aquellas que siguen sangrando sobre tus manos.
Es ahí, en la masacre de tus palpitaciones donde has retado a cada una de las horas, quienes mudas e impávidas se atrevieron a envolverte en su falsa rutina.
Pero no, te era imposible una noche como esa, y ahora la violencia de tus lagrimas se te ha vuelto incontrolable, se desbordan, se suicidan, se dejan al abismo. Lagrimas, como las deberían de ser todas; furiosas, rebosantes, imparables, que caen sin prejuicios sobre tu boca, tus manos, tu pecho, tu pelo.
Lloras, desatando tus clamores y opresiones, te desbordas de pasión. Son tus manos aferradas a la sabana, tu cuello estirado, tu boca abierta y tu garganta muda, son tus ojos acuosos, tus gemidos silenciosos, el arco de tu espalda.
Los ardores que emergen, las pasiones y el dolor, el llanto frenético de tu alma, que no encuentra manera más digna que esta, la de llorar, llorar alto y profuso, de manera que te moje, te queme, te contenga.
Por que te ha sido necesario el desbordarte, sin tapujos ni limitaciones, desbordar el calor de tu sangre, el ahogo de tus besos, la locura de un pueblo sufriente.
Siente, tierra fértil, los clamores de tus hombres, que cayendo de rodillas besan tu boca.
Siguen aquí, amándote, creyéndote, doliéndote.
lunes, septiembre 13, 2010
De Seducciones
Me vi contigo y te supe perdida, tanto como yo.
No me importa. Decido sentir tu manos sobre mi espalda empapada en sudor; el sudor de tu pecho.
Nos venimos juntas, extasiadas en las palabras que lancé hacia tus piernas abiertas.
Me vi contigo y te supe, te supe definida.
Eres mis exteriores, los hombres que estuvieron dentro mío, las palabras y nuestros fetiches. Eres entre mis piernas mis errores y las dudas que se quedan en la mente. Eres entre que soy y no.
Entretanto me aferro a tus caderas, te destrozo y me enveneno.
Tus cabellos se enredan en mis ideas y te mezclas, me atraviesas sin vergüenza ni estamentos, insultándome entre cariños tímidos y trémulos.
Somos rojas, tanto que vomitamos las entrañas entre gritos y reclamos. Rojas necias, rojas tercas, rojas estancandas en el juego érotico de nuestras bocas. Tu preguntas, yo contesto. Yo pregunto, tu contestas.
No me importa. Decido sentir tu manos sobre mi espalda empapada en sudor; el sudor de tu pecho.
Nos venimos juntas, extasiadas en las palabras que lancé hacia tus piernas abiertas.
Me vi contigo y te supe, te supe definida.
Eres mis exteriores, los hombres que estuvieron dentro mío, las palabras y nuestros fetiches. Eres entre mis piernas mis errores y las dudas que se quedan en la mente. Eres entre que soy y no.
Entretanto me aferro a tus caderas, te destrozo y me enveneno.
Me sangras, me coges.
Tus cabellos se enredan en mis ideas y te mezclas, me atraviesas sin vergüenza ni estamentos, insultándome entre cariños tímidos y trémulos.
Somos rojas, tanto que vomitamos las entrañas entre gritos y reclamos. Rojas necias, rojas tercas, rojas estancandas en el juego érotico de nuestras bocas. Tu preguntas, yo contesto. Yo pregunto, tu contestas.
Vida; me seduces, me acaricias, me sangras, me coges.
Somos eso.
.
.
Esa conexión del exterior a mis ritmos, a mis gemidos, a mis orgasmos.
Esa revolcada, la de la búsqueda incansable por ser.
lunes, agosto 16, 2010
Cíclico
Somos viento sobre viento.
Lo entendí mientras miraba tus ojos muertos.
Oscilasiones de trillonésimas estrellas, susurros al oído de luciernagas.
Me voy en paz, en deuda y en temores.
Nadando a través de tus veredas ennegrecidas, entretejiendome con nadie, contigo, con todos y con él.
Somos las formas furiosas y fugaces que escapan de nosotros, los aires y mi sangre.
Me preguntas, no te escucho, te ignoro.
Me miras, me volteo, te ignoro.
Me buscas, me escondo, te ignoro.
Somos las palabras muertas y los desbordantes silencios.
Los años que fueron ahora, que fueron mañana; no para mi.
Los tiempos que no recuerdo, donde aprendimos que la huida se da de madrugada.
Me duele. Me duele y me gusta.
Somos las nubes bajas, los ojos turbios.
Somos viento sobre viento.
Lo entendi mientras miraba mis ojos muertos.
.
.
.
martes, agosto 03, 2010
Diálogos II
-¡Ríe!
-¿De qué me rio?
-De absolutamente nada
-¿Como se ríe de absolutamente nada?
-Se ríe hasta el cansancio, hasta quedarse sin aire, se ríe sin parar, sin verguenza, sin limites.
-Eso debe doler.
-Exacto.
-¿De qué me rio?
-De absolutamente nada
-¿Como se ríe de absolutamente nada?
-Se ríe hasta el cansancio, hasta quedarse sin aire, se ríe sin parar, sin verguenza, sin limites.
-Eso debe doler.
-Exacto.
lunes, julio 12, 2010
Diálogos I
-Somos un solo momento. Cuando somos, ahí existe y ahí es. Cuando existe.
-¿Y cuándo ya no?
-Cuando ya no somos.
-Si deja de ser así tan fácil... tal vez no existe.
-Existe... yo lo sé
-¿Cómo lo sabes?
-Porque aunque ya no soy, fui y lo recuerdo.
-¿Y cuándo ya no?
-Cuando ya no somos.
-Si deja de ser así tan fácil... tal vez no existe.
-Existe... yo lo sé
-¿Cómo lo sabes?
-Porque aunque ya no soy, fui y lo recuerdo.
Me quede esperando palabras para mis heridas, mis vacios, mis inexistencias. Pero ya no existen y no entiendo. ¿Qué es entonces? Que algunas veces nos parece descabellado y sin embargo lo seguimos buscando.
¿Qué es? Me sigo preguntando...
miércoles, junio 30, 2010
Re-encontrarme.
Mi dedo recorre imaginariamente cada mes del año transcurrido, da la vuelta en el sentido contrario a las manecillas de reloj y asi vuelve el tiempo atrás. Busco con la yema alguna indicación, un punto, una hendidura que me permita comprenderme. En casi un año atrás no me encuentro.
Tuviste ese efecto en mi, el de olvidarme, perderme y fundirme. Diluida en el papel de un calendario que no existe, desaparecí. No quede yo, ni nada.
Ahora es mi tarea la de descubrirme. Saltar una vez más a los días y dejarme ver. Por eso aquí estoy. Ahora sin tí (por que contigo nunca estuve). Estoy para decirlo a quien quiera escucharlo, pero sobre todo para decirmelo más fuerte, para creerlo.
Mis palabras ya no llegan a tus oidos, es verdad.
Mis palabras entonces llegarán a los oídos de quien las quiera, de quien se detenga, sea yo o sea nadie.
Seguiré hablando, no a ti, a mi.
Seguiré escribiendo, no a ti, a mi.
Seguiré caminando, no a ti, a mi.
No más a ti... ahora, a mi.
Tuviste ese efecto en mi, el de olvidarme, perderme y fundirme. Diluida en el papel de un calendario que no existe, desaparecí. No quede yo, ni nada.
Ahora es mi tarea la de descubrirme. Saltar una vez más a los días y dejarme ver. Por eso aquí estoy. Ahora sin tí (por que contigo nunca estuve). Estoy para decirlo a quien quiera escucharlo, pero sobre todo para decirmelo más fuerte, para creerlo.
Mis palabras ya no llegan a tus oidos, es verdad.
Mis palabras entonces llegarán a los oídos de quien las quiera, de quien se detenga, sea yo o sea nadie.
Seguiré hablando, no a ti, a mi.
Seguiré escribiendo, no a ti, a mi.
Seguiré caminando, no a ti, a mi.
No más a ti... ahora, a mi.
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