Todo es azul, blanco y luego moreno.
Moreno mío de largas pestañas, moreno con manos duras, tus plantas de los pies cubiertas de arena, tus ojos profundos, los dientes rotos.
La sonrisa inmensa, sincera, cálida, que deja ver los días arduos, la piel vieja, una respiración cansada.
Has trabajado sin descanso para vivir en el paraíso y tienes las cicatrices que lo cuentan. Son la evidencia de los años, de tus lineas seductoras. Dices que lo sabes hacer todo y que todo lo has hecho ya.
Moreno mío de piel cortada y profundas heridas, me sonríes con tus dientes oscuros y pones la yema de tus dedos sobre mi pierna. Quisieras ir subiendo la mano y pasarla al sexo, acariciarme toda, lo sé por tu mirada y el temblor de tus dedos bien calientes.
Moreno, no vas a hacerlo, tenemos un trato y te has anunciado hombre de palabra. Te desvivirás por un poquito más de piel y por estar más cerca, dejarás tu mirada perdida en mi perfil y te quedarás contento con la sonrisa que te regale al despedirnos.
Será nuestro secreto mientras me tengas cerquita, yo para ti sólo seré deseo y para mi tu sólo serás extraña fascinación.
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