En las noches me vuelvo de cartón, canto versos tristes a los ojos taciturnos y vuelco mis plegarias a las mutilaciones de tu cuerpo.
Me vuelvo de cartón mientras pasan las ventiscas entre las ruedas oxidadas y los sombreros rotos de nuestras luces distantes.
En las noches me vuelvo de cartón y me arrullan los aromas de libros solos y escabrosos mientras sueño con brechas más pequeñas, menos mórbidas y frías.
Me vuelvo de cartón, asomo la sucia cabeza de entre las rendijas para ver las horas desgastadas de tus manos vacías.
En las noches me vuelvo de cartón y duermo en una caja con las manos guardadas entre el sexo, los dientes de fuera, la sonrisa olvidada.
Soy yo, la mujer de cartón, viejo y rancio cartón.