sábado, diciembre 22, 2007

Frenético Ideal

Se le refiere al arte de todas formas:
De lo estetico a lo complejo, de lo laborioso a lo profundo, de lo transitorio a lo pasional.
Pero en aquella locomoción de nombres, hallamos la necesidad inequivoca del hombre de explicar a base de todo o nada, su realidad.

El arte como la representación de esa realidad.

Sinceramente quiero considerar mi vida como aquello, arte.

Donde tanto se desatan las pasiones como la fugacidad de sus formas, donde la belleza se vuelve compleja y laboriosa, anidando la moral con el arrebato. Un nudo de sutileza, perspicacia y exitación, compactada en deseos secretos y murmuros apagados.

La representación ineludible de mi realidad.

Siendo yo entonces la musa del artista, el ingenio de la obra, la poesía del momento.

Hallando que mi más febril codicia, no es la estetica del cuadro, ni la pasión de su hechura, nisiquiera la complejidad de su existencia; sino la pertenencia por si sola del arte, la razón de su confección, el delirio de su escencia.

Coexistir entre estudios y talleres, oleos y tintas, libros y fotografías; entre el perfeccionamiento de la obra, sus sesiones de estudio, sus bosquejos y desechos. Vivir así, detrás del hombro del artista y en los dedos del pintor, posando en el escenario y en el bloque cincelado.


Pero sobre todo...
siendo la musa de esta representación de mi realidad.

viernes, octubre 26, 2007

2.00 am

Hoy prefiero quedarme despierta un rato más.

La madrugada es demasiado fría y obscura, penetrantemente silenciosa y un tanto evasiva, pero yo he decidido quedarme aquí despierta un rato más. Alrededor todo se ha quedado dormido, el viento parece no soplar y solo queda la luz de mi pantalla.

Me encantan las noches así, a la mitad de la nada, rodeada de todos sin sentirse acompañada, como si fuera la única persona consciente en todo el mundo, como si yo fuera “todo el mundo”. Y sentarme frente a mi maquina, con un leve fondo musical y escuchar el tecleo de mis mudas palabras.

Palabras que no voy a pronunciar por temor a irrumpir el indescriptible silencio que se forma entre la música el teclado y mis oídos. Sentarme a escuchar el incesante gruñir del ordenador, a percibir el frío inequívoco de mis manos, la irrevocable sensación de existir.

Suspendida en el tiempo, un tiempo negro que no parece dejar de serlo nunca, bañada en mis respiraciones y la invisible neblina de la madrugada, encismada en el tintineo del procesador de textos, pensando en nuestra inagotable necesidad de comunicación, pero también en nuestra necedad de anonimato. Me pregunto si esto se siente ser anónimo, sin ojos que me vean, ni alguien que escuche el ruido de mis teclas.

El anonimato de la alborada, que se pierde sutilmente entre la respiración de los cobijados, quedando yo como parte del sueño, como una anónima soñada entre sus ideas, como si fuera la historia mental de algún hombre que sin sentirse anónimo se ha quedado dormido.

Me pregunto si habrá algún aspirante a anonimato que a la mitad de la noche, como yo, haya preferido quedarse despierto un rato más.

miércoles, octubre 10, 2007

Desde lo Efímero a lo Eterno

Mirando hacia atrás vislumbre el remolino de lo que alguna vez fue mi existencia.

Vislumbre las hojas caídas y el neón de las imágenes distorsionadas, las noches interminables y el ruido en mi cabeza. Volteando atrás no comprendí el caos de mi presencia ni las múltiples horas de histeria. Mirando atrás me perdí entre mis diversos y vanos intentos de crear un mundo fantástico, una salida de emergencia sin punto de partida, sin punto de llegada, una salida de emergencia que no llegara a ninguna parte, aglomerada de vanidades, condensada en circunstancias, cargada de condiciones y deseos. Viviendo de convencimientos, palabras y silencios, viviendo de todos.
En el transcurso de las noches vi mucha gente y conocí a pocos, respire de ellos mas no transpire a ninguno, y volé sobre ciudades destruidas, sobre lugares solitarios y lágrimas ajenas. Creí que vivir de momentos, fugaces y audaces me perderían de mi misma; diseñe planes y actitudes, trampas y escaleras de suficiencia; deje de comprenderme y de pensarme, nade entre sabanas y soles, fríos y canciones y me sumergí en incertidumbres, titubeos y fluctuaciones.
Mirando atrás vislumbre mis intentos naufragados de vivir.

Pero sigo preguntándome por aquel instante diluido, entre que me sumergí en vacilaciones y emergí en añiles.

Por que ahogada de pasiones y demencias, irrumpí en un grito de sal, suplicando por existir un poco más, renuncié a mis creaciones, desistí de mis necedades y abandone la potestad de mi transcurrir, implorando por una oportunidad más. Perdí la consciencia hundida en mi caos y desperté bañada en índigos, en besos de agua y caricias de sal, desperté a una siguiente ocasión.

Por primera vez, vislumbre la nitidez de los rostros, distinguí los sonidos en mis oídos, y comprendí las razones de la locura, por primera vez pise un mundo extraordinario, carente de nimiedades, un mundo pueril, repleto de instantes eternos y silencios sonoros, extendido en particularidades y matices. Transpire esencias y aliados, volé sobre la brisa, las explanadas y los regocijos.
En el ahora, vivo de eternidad, una eternidad intrépida, arriesgada y atrevida, en el deleite de mi existencia, diseño sueños y acciones, nado entre utopías convertidas en mi diaria realidad. Emerjo en la gloria de lo sobrenatural, en la intimidad de lo posible, en la creencia de lo inalcanzable, emerjo en los sueños de Dios.

Cada ocaso sigo buscando el motivo de la gracia y el perdón, la razón de una segunda, tercera y cuarta ocasión, y sigo preguntándome si puede alguien haber creado un mundo mas fantástico que ese instante,

En el que sumergida en mis naufragios,

Emergí en ti.

lunes, septiembre 24, 2007

Muero

Mira mi amor, mírame a mí;
Hunde tus ojos en mi boca, escucha cariño que te sigo amando, te sigo amando sin dolor, sin épocas, sin lapsos.
Percibe amor el temblor de mis labios, el latido de mi pecho, la interrupción de mi aliento.
Y entiende cariño que fuera de trayectos y espacios, besos de despedida y gotas de mar…

…Me muero mi vida, me muero si dejo de sentir.

lunes, agosto 13, 2007

Necesitada compañia

Desde sus ojos color almendra, desde el aleteo de sus largas pestañas, desde ahí, el mundo tomaba una perspectiva diferente. Para nadie sería igual que para ella, nadie vería de la misma manera, nadie lo entendería tal y como ella lo hace.

Suspira sin respuesta y desea con todas sus entrañas que alguien más escuchara sus pensamientos, que alguien mas mirara a través de sus ojos, que en algún lugar hubiera quien pueda decirle, nena… he vivido contigo, lo he visto todo, lo he sentido todo, lo he entendido todo. Y si así fuera entonces ella no tendría esa horrible sensación de soledad, no despertaría entre largos vacíos, no derramaría unas pocas lagrimas llenas de magnificas ideas.

Alguna vez de pequeña, estuvo segura de que su existencia había estado totalmente planeada, que sus cortos días debían ser especialmente interesantes, y que cada minuto de su vida era seguido, grabado y documentado; un brillante reality show...

Con el tiempo ella había desarrollado un amor gigantesco hacia su persona, pero mas que nada amaba su propia vida, su tiempo, sus lugares, su gente, sus situaciones. No podía concebir algo mejor que todo lo que pasaba por su cabeza, cada pensamiento, cada imagen, cada idea y eso desembocaba en sus ojos almendrados, donde cada uno de sus conceptos se materializaba en aquel gigantesco libro de colorear llamado mundo.
Ahora que ha crecido, sabe que nadie más vera su obra de arte, nadie más que ella entenderá cada rincón de su existencia, nadie más que ella se ha sentado a ver la película de su vida. Y no puede evitar notar la sala vacía, no puede evitar notarse sola.

Desde el aleteo de sus pestañas se levanta ante ella un mundo mágico y pueril, lleno de memorias atemporales, sentimientos imparables, personas inolvidables, colores inimaginables. Ante sus ojos nada es como nadie lo ve, todo es diferente, todo es magnifico y todo parece montarse en una montaña rusa interminable. Desde la mente de esa mujer las cosas son mas que simple materia y cualquier sonido es el principio de una melodía, desde aquella mujer el mundo ha tomado una perspectiva diferente.

Cuando ella sueña, alguien la acompaña tomada de la mano y se dedica a hacer un completo documental de su vida. Hay quien apunta cada pensamiento que tiene, quien dibuja cada cosa que imagina, quien graba cada palabra que dice. Cuando esta mujer sueña, lo que más desea es quien la entienda, quien le de un beso comprendido, la escuche y se enamore de ella, por que ella se sabe magnifica, asombrosa, se sabe extraordinaria.

Si alguien de verdad pudiera seguir su existencia y escuchar sus mas secretos pensamientos, si alguien de verdad pudiera voltear a ver su obra de arte, si alguien más lograra estar en aquellos ojos almendrados, nunca más voltearía su rostro hacia otro lado, nunca más querría ver alguna otra cosa, si alguien viera el mundo desde sus pestañas no podría mas que amarla, amarla eternamente.

Y en sus fantasías ruega por enseñarle al mundo lo sencillo que es amarla, en sus fantasías espera que alguien logre entrar a su sala de proyecciones, se siente junto a ella y la acompañe a lo largo de su portentosa existencia.

Por que por mas increíble que ella sea, al final del día no puede mas que pedirle a Dios por algo de su necesitada compañía.

lunes, junio 25, 2007

¿Por qué te quiero?

Te quiero simplemente por tu rostro.
Te quiero por ese gesto tuyo cuando estas dormida, por aquella arruga en tu frente que se marca cuando hay sol, por tus largas pestañas que chocan con el vidrio de esos anteojos que usas antes de dormir.
Te quiero por aquellos labios partidos en los días de frío, y por tus mejillas sonrosadas cuando te veo desnuda.
Te quiero por tu piel perfecta y ese pequeñísimo bulto en tu barbilla, por tus ojeras en la mañana, por ese lunar escondido al final de tu ceja.
Te quiero por las tres tonalidades mezcladas en tus ojos, por la irregularidad casi imperceptible de tu nariz y por aquella manera en que juegas con tu lengua cuando estas en silencio.

La verdad, he de confesar mi vida, que solo te quiero por ese lindo rostro tuyo.

Puedes quejarte conmigo todo lo que quieras, reclamarme esa hiriente sinceridad, esa falta de prudencia en mis palabras, la rudeza de ese “simplemente”. Puedes echarme en cara querida que es solo algo físico, que es algo temporal que no cuenta en lo absoluto. Pero debo reiterar y no me cuesta decírtelo otra vez, que es solo por cada uno de tus gestos que yo te quiero.

Pregúntame mejor algo distinto si lo que buscas es otra respuesta.

Pregúntame por que te adoro por ejemplo.
Te adoro simplemente por tus palabras.
Te adoro por la manera en que me saludas cada mañana, por el agradecimiento cuando te paso el tazón en medio de una película y por las múltiples veces que me has dicho que no.
Te adoro por tus balbuceos a mitad de la noche, por los gritos desesperados a la mitad de una pelea y por cada susurro en mi oído.
Te adoro por la forma en que contestas el teléfono, por el tono que adoptas cuando hablas seriamente y por tus argumentos en la mesa.
Te adoro por cada una de tus ocurrencias, por tus chistes de medio día y por esas contadas veces que dices cosas indebidas.

He de confesar una vez más mi amor, que solo te adoro por esa voz seductora que tienes.

¿No te convence tampoco? No me quedan tantas respuestas nena, pero me queda una última proposición…

Pregúntame por que te amo.
Te amo simplemente… así.
No tengo razones por las cuales amarte, no tengo respuestas para ese por qué.
Te amo por que sí.
Y ¿Cómo lo se?
Sé que te amo, por que no concibo otra manera de verte.
Sé que te amo por que estoy obsesionado con tus ojos y por que escucho tu voz incluso cuando callas.
Sé que te amo por que conozco cada variación en tus palabras y cada gesto de tu cara.
Sé que te amo querida por que no me queda duda de ello, por que solo duermo bien a tu lado, por que tu presencia le da significado a la mía.
Sé que te amo por que tu bienestar, tu felicidad y tu ser esta antes que cualquier cosa y por que quererte y adorarte no me es suficiente.

He de confesar una ultima vez mi niña que te amo por que me es una necesidad.

Si nena, te quiero, te adoro, te amo… y no me canso de decirte por que.

Y si aquello no te tiene satisfecha, entonces pequeña no me quedan más respuestas.

martes, marzo 06, 2007

En los "Hubiera"

Era de noche;
de noche y nada más, sin viejas estrellas o una elegancia cosmológica, una noche sin poesía, sin bellezas ocultas o lunas divinas, una noche ni siquiera negra.
En la noche caminaba un hombre, un hombre sin amores perdidos o tristezas incontables, sin perversos secretos ni ojos inolvidables; era un hombre caminando de noche y atrás siguiendolo de cerca, su sombra, una sombra como cualquiera sin forma definida, sin misterios, sin magia.
Por que así son las cosas "ahora", las noches no cuentan con adjetivos, los hombres no cuentan con historias, las sombras no tienen fantasías y al parecer a nadie le importa.
Pero en el mundo de los “hubiera”, si existiera una noche magica, y en ella un hombre de ojos tristes caminara y una sombra empedernida lo siguiera, yo podría dejar de impregnarle el olor a tinta a mis inventos y mentiras, podría dejar de soñar con adjetivos y fantasias, podría dejar de contar afanosamente historias irreales...
Entonces, decidido está! Vamos tu y yo nene, llenemos esta noche de misterios y lunas divinas, de estrellas ancestrales, de negrura impenetrable, formemos hombres tristes con ojos color a mares, hombres llenos de historias y secretos disfrazados en sombras fantasiosas enamoradas de sus dueños.
Vamos nene,
hagamos de esta constelacion de "hubiera";
nuestro "ahora".

martes, enero 16, 2007

Mi Camila...

-¡Da Camila! ¡Aprende a dar niña! ¡Sé generosa!- le decía su madre en verano mientras ella de 7 años se aferraba con firmeza a la pequeña muñeca. Las yemas de los dedos se emblanquecían, su mirada fija en el pavimento y su frente fruncida, así era ella, Camila la egoísta.

En la actualidad Camila daría sus remordimientos sin pensarlo, se los daría de comer a las aves, los regalaría en los callejones, incluso ha pensado en otorgárselos a aquella pequeña a la que no le presto en aquel verano su muñeca. Todos aquellos remordimientos que había acumulado de manera tan egoísta… todo los daría si tan solo pudiera.

Si tan solo pudiera Camila crearía con crayones un mundo diferente en sus paredes, le agregaría pequeñas mariposas rojas con antenas enormes, una jacaranda en la esquina de su cuarto, un río que atravesara la cocina, dibujaría montones de estrellas y pondría un hombre perfecto en cada una y tal vez en el armario una escalera que llegara a donde sea. Crearía en sus paredes cuantos colores existen y borraría ciertos momentos de su memoria, borraría algunos golpes en la puerta y hasta pintaría la entrada de rojo.
Si tan solo pudiera crearía un mundo mágico con crayones de colores, tal y como lo hacía a sus cuatro años, y esta vez se aseguraría de poner una salida de emergencia, una ruta de evacuación y muchos, muchos hoyos negros.

Camila se aseguraría de esconder sus alas por los días, aquellas alas que brotan de su espalda cuando se inclina, tendría cuidado de cubrirse las heridas, las cicatrices y las aberturas, no sea que un día se asome alguna pluma y arruine el secreto. Diría que es de espalda ancha, que nada por las tardes, así tal vez nadie dudaría de ella. Había escuchado que revelar el secreto era imperdonable, se lo dijo al oído un hada violeta una noche de tormenta mientras que Camila de 6 años remontaba sobre los mares. Cuidaría de ellas, de sus alas que seguían apareciendo a cada momento e igualmente de sus hadas que habían desaparecido tantos años atrás.

Y por las noches descubriría su espalda, extenderia sus plumas de color verde tornasol y volaría sobre los rascacielos, sobre la neblina y sobre las tormentas, en busca de ellos, de aquellos que olvido juntamente con la luz; los buscaría entre las orquideas, dentro de los reflejos, por encima de las nubes y al encontrarlos los miraría de frente, les ofrecería tal vez una porción de sus plumas, un crayón de color turquesa o alguna muñeca; y esperaría a que ellos le respondieran algo, lo que fuera, solo algo.

Y mientras tanto yo sigo sentado aquí en la esquina de su cuarto, debajo de la jacaranda, mirando una mariposa roja posada en sus libretas, con frío a causa de la ventana abierta.

Con la firme esperanza de encontrarla cuando regrese a casa, con sus alas desgastadas de tanto volar, con sus remordimientos todavía entre sus dedos aferrados a ellos, con sus crayones de colores en la bolsa, y pequeños puntos luminosos en su piel; tan solo para decirle una cosa:

Camila para mi ya eres perfecta.

Mi Camila egoísta, remordiéndose la conciencia, sin montones de estrellas, sin escaleras infinitas, sin rutas de escape.
Mi Camila sin alas verde tornasol, sin plumas, sin hadas violetas en el hombro, sin mares sobre ella, ni rascacielos ni nubes.
Mi Camila sin sus recuerdos, sin luz.
Mi Camila perfecta.