viernes, marzo 01, 2013

Insecto Rapere


Tengo en la mente la imagen coagulada de una mariposa desmoronándose en mi boca.
Una mariposa negra con las puntas caoba como esas que se posan en la esquina del cuarto prediciendo las tristezas.

La boca abierta y la lengua roja de tanta sangre que borbotea en mi garganta. Me es inevitable relacionar mis hemorragias con una perdida absoluta, me brota el plasma sanguíneo al mismo tiempo que me brota la ausencia. He perdido tanta gente con los charcos ferrosos  que huyeron del cuerpo que a veces intento inútilmente contener mi sangre en la cuenca que hago juntando las manos esperando así salvarme del infortunio.

Pero esta vez he hecho de mi garganta un cuenco profundo donde descansar la sangre rebelde y carroñera, con movimientos linguales la mantengo caliente y poco a poco la mezcla oscura de mis plaquetas con los restos cadavéricos de la mariposa se resbalan de la lengua para seguir su procesión hacia mi cuello.
Las manos paralizadas a los costados, engarrotadas, inútiles extensiones de un cuerpo aferrado a su objetivo mesiánico, una especie de crucifixión metafísica.

¿Cuáles son los pecados que estoy pagando?

 Mariposa como mal agüero acariciando los interiores de mi boca, mojándose con la saliva de las palabras erradas, desintegrándose sobre mi cara abierta, herida.

Tengo en la mente la imagen acribillada de mis angustias desmembrándose en la desembocadura de mis ideas. Un desagüe asfixiado en la terquedad de retener el extravío. Un organismo suspendido, degenerativo.
Me acerco a mi misma y pongo mi mano derecha en la nuca de mi despliegue, con la izquierda sostengo su cintura y en un movimiento continuo levanto su cabeza y la recuesto sobre mi hombro hasta posar sus labios en la piel eriza. La sangre aflora violentamente y empapa mi cuerpo desnudo de su olor a hierro, me convierto en chorreante color granate que deja resbalar hasta mi sexo un ala negra desmembrada del presagio.

Poco a poco mi despliegue se endereza y me mira a los ojos, puedo ver allí mi cuerpo ensangrentado y emergiendo del color arterial mi rostro libre. Abro la boca y con la sonrisa escondida procedo a mis ejercicios linguales.