¿Cómo fue que sin darme cuenta, deje caer mi encanto?
martes, octubre 13, 2009
viernes, octubre 02, 2009
De Incertidumbre
Son los gritos asfixiados que violan la garganta, las punzadas interminables del estomago y las ansias, las fréneticas ansias de algo que no se sabe.
Son los abismos enegrecidos de los ojos, los frios temblores que se esconden entre las articulaciones y el miedo, el puto miedo de no saber que.
Son estos y tantos otros, los síntomas de que mueres, mueres y carajo, no mueres.
Y resulta absolutamente necesario huir, escapar de aquel dolor que corta la yugular en un lento movimiento transversal; y silencio.
Que se calle todo, haga silencio y apague la luz.
Que deje descansar al sofoco del alma, al martirio de los ruidos que taladran muy adentro desde el centro de la nuca.
¡Que se acabe este puto miedo de mierda!
Son los abismos enegrecidos de los ojos, los frios temblores que se esconden entre las articulaciones y el miedo, el puto miedo de no saber que.
Son estos y tantos otros, los síntomas de que mueres, mueres y carajo, no mueres.
Y resulta absolutamente necesario huir, escapar de aquel dolor que corta la yugular en un lento movimiento transversal; y silencio.
Que se calle todo, haga silencio y apague la luz.
Que deje descansar al sofoco del alma, al martirio de los ruidos que taladran muy adentro desde el centro de la nuca.
¡Que se acabe este puto miedo de mierda!
P.S. Disculpa los inconvenientes, fue la verborrea de tanto sentimiento. Al cajón de lo inservible.
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