No entendería de que trata esto si no me lo hubiera susurrado en el oido un niño de 4 años, si el martes no hubiera caminado en silencio, si el miercoles no me hubiera columpiado en la azotea, si el jueves no me hubiera desilucionado y si el viernes no te hubiera visto.
Pasan demasiadas cosas en unos cuantos días, pasa demasiado cuando decides dejar que pase y entonces sientes ahogarte de ansiedad, reaccionas como nunca lo habrias hecho, hablas de cosas que nunca habrias hablado, llegas a conclusiones inimaginables, pero al final notas que has soñado que estas frente a Dios.... y si, sigues vivo.
Dios deja de ser etereo y se vuelve cada suceso, cada brote de adrenalina, cada suspiro, cada intensidad, se vuelve esas cosas que pasan y eso que cambia en ti durante la semana.